¿Te has preguntado alguna vez por qué el cielo no es morado, rosa, o de arcoíris? Digo, con tantos colores disponibles, ¿por qué el cielo decidió ser azul? Pues no es que el cielo sea un fanático del azul rey, ¡hay una explicación científica detrás! Y no te preocupes, no vas a necesitar un diploma en física para entenderlo. Hoy te lo vamos a explicar de una manera tan simple que hasta tu perrito lo podría entender (bueno, casi).
La luz del Sol, más compleja de lo que parece
Cuando piensas en el Sol, probablemente imaginas una bola gigante y amarilla, ¿no? Pues déjame decirte algo: la luz del Sol no es solo amarilla, ¡es como una paleta de colores gigante! Así es, el Sol nos manda un montón de colores, pero nuestros ojos solo ven una mezcla que parece blanca. Pero, ¿cómo llegamos del blanco al azul?
¿Qué tiene que ver el aire en todo esto?
El aire, ese que respiras todos los días sin darte cuenta, tiene mucho que ver. El aire está lleno de partículas pequeñísimas (moléculas de oxígeno, nitrógeno, y otros gases). Cuando la luz del Sol llega a la Tierra, choca con esas partículas. Dependiendo del color, la luz se dispersa (o «choca y se esparce») de diferentes maneras. ¡Y adivina qué! La luz azul es la que más se dispersa porque tiene una longitud de onda más corta. En otras palabras, el azul es un metiche que se mete por todos lados y por eso es el color que vemos en todo el cielo.
Entonces, ¿por qué el cielo no es violeta?
Buena pregunta, amigo curioso. Si te acuerdas de tus clases de arte (o de pintar en el kinder), sabes que el violeta está más allá del azul en el arcoíris. Y si el azul se dispersa, ¡el violeta debería hacerlo aún más! Pero aquí es donde entra tu ojo al rescate. Nuestros ojos no son tan buenos captando el color violeta. Además, el Sol no manda tanto violeta como azul. Así que, aunque hay algo de violeta en el cielo, nuestros ojos deciden ignorarlo. A veces, es bueno ser selectivo, ¿no?
¿Y por qué el cielo cambia de color al atardecer?
Ahhh, el atardecer, ese momento en el que el cielo se pone tan dramático que parece una obra de arte. ¿Qué sucede? Pues al final del día, la luz del Sol tiene que pasar por más atmósfera para llegar hasta tus ojos. Esto hace que los colores como el azul se dispersen aún más, ¡y los tonos rojos y naranjas finalmente tienen su momento estelar! Es como si el Sol dijera: «Bueno, ya fue suficiente de azul, vamos a cambiar un poquito el look».
Resumen rápido para que se lo cuentes a tus amigos
- La luz del Sol tiene todos los colores del arcoíris.
- El azul se dispersa más porque tiene una longitud de onda corta.
- Nuestros ojos ven más azul que violeta porque estamos diseñados así.
- Los atardeceres son rojos y naranjas porque la luz azul se dispersa demasiado cuando el Sol está bajo.
Conclusión
La próxima vez que veas el cielo azul, ya no lo verás de la misma manera, ¿verdad? Ahora sabes que es el resultado de una compleja interacción entre la luz del Sol y nuestra atmósfera. Así que, cuando alguien te pregunte por qué el cielo es azul, puedes sonreír con la seguridad de que tienes la respuesta científica… y tal vez hasta los sorprendas con la historia del violeta perdido.
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