Mira, si alguna vez has contado una historia en clase y te diste cuenta de que los niños estaban más interesados en la mosca que pasaba volando que en lo que estabas diciendo… ¡bienvenido al club! Pero no te preocupes, porque aquí te traigo una estructura mágica que ha enganchado a generaciones: el «viaje del héroe». Sí, suena como una película épica, pero en realidad es una forma súper efectiva de contar historias.
El viaje del héroe es básicamente la fórmula secreta que usan en todas esas películas y libros que hacen que no te despegues de la pantalla o las páginas. Piensa en Spiderman, El Rey León, o Star Wars. Todos usan esta estructura. Y, ojo, también la puedes usar tú para hacer que tus alumnos estén tan atentos que ni se acuerden de que suena el timbre del recreo.
¿Qué es el viaje del héroe?
Es una estructura narrativa que sigue más o menos estos pasos:
- El héroe en su mundo normal: Aquí presentas al personaje principal, que está en su vida normal, su zona de confort. No ha pasado nada emocionante todavía. Piensa en Simba en la sabana o en Peter parker viviendo con sus tíos.
- La llamada a la aventura: ¡BAM! Algo pasa que saca al héroe de su aburrida vida. Puede ser un piquete de araña, o un tío raro que lo lleva al reino del más allá.
- Rechazo de la llamada: Porque, obvio, el héroe al principio no quiere entrarle. Se asusta o piensa que no es lo suficientemente bueno. «Yo, ¿salvar el mundo? ¡Ni de broma!»
- Encuentro con el mentor: Siempre hay un guía, un sabio, alguien que le dice «¡Tú puedes!» y le da las herramientas necesarias para la aventura. Rafiki, Obi-Wan… ya sabes de qué te hablo.
- Cruzando el umbral: Aquí el héroe se lanza a la aventura de verdad. No hay vuelta atrás. Ahora sí se mete de lleno en lo bueno.
- Pruebas, aliados y enemigos: El héroe se enfrenta a todo tipo de retos, pero también conoce amigos que le ayudan. Este es el momento en que los niños empiezan a morderse las uñas.
- La cueva más profunda: Este es el momento en que el héroe enfrenta su mayor miedo o su prueba más dura. Es ese momento en que piensas «¡Ya no va a poder!»
- La recompensa: ¡Claro que lo logra! Y hay una recompensa por todo el esfuerzo. Puede ser un tesoro, una enseñanza o el respeto de todos.
- El regreso: El héroe vuelve a casa, pero ya no es el mismo. Ha aprendido algo valioso y ahora puede compartirlo con los demás.
¿Cómo lo usas en clase?
Ahora, la pregunta del millón: ¿cómo usas esto con tus alumnos? Fácil. Puedes crear historias con esta estructura para cualquier tema. No importa si es una lección de ciencias, historia o incluso matemáticas, puedes disfrazar la información en una aventura épica.
Ejemplo práctico 1: Historia
Estás enseñando la Revolución Mexicana, ¿no? Pues convierte a Francisco I. Madero en el héroe. Al principio, está en su mundo normal (haciendo política tranquilamente). Luego, recibe la llamada a la aventura cuando ve la injusticia de Porfirio Díaz. Al principio, rechaza la llamada porque, bueno, enfrentarse al dictador más poderoso de México no es cualquier cosa. Pero luego conoce a sus «mentores» (sus aliados en la revolución) y ¡pum!, cruza el umbral al lanzar el Plan de San Luis. Y luego vienen las pruebas: enfrentarse a los federales, las traiciones, las batallas… hasta que al final, Madero obtiene la «recompensa» de ser presidente (aunque sabemos que después la historia se pone medio fea, pero eso ya es otro rollo).
Ejemplo práctico 2: Ciencias
Digamos que estás explicando el ciclo del agua. Puedes decirles que el agua es la «heroína» de la historia. Empieza en el océano (su mundo normal), y de repente el sol la llama a la aventura (evaporación). El agua no quiere irse al principio, pero al final sube a la atmósfera, donde enfrenta pruebas (se condensa, forma nubes). Luego tiene que caer de nuevo en forma de lluvia, su gran prueba final, y cuando regresa a la tierra, ya es una agua purificada y lista para seguir su misión. ¡Tarán! Los niños ahora no sólo entendieron el ciclo del agua, sino que además quedaron emocionados con la historia.
Engancha a los alumnos
Usar el viaje del héroe hace que las historias tengan sentido, tengan ritmo y, lo más importante, ¡mantienen a los niños interesados! Puedes pedirles que ellos mismos creen historias usando esta estructura. Deja que sus personajes sean los héroes que enfrentan los desafíos del día a día, o hasta pueden inventarse su propia versión de la independencia de México.
Así que, ya sabes, cuando veas que tus alumnos se están desconectando, lánzate con una buena historia épica, y verás cómo todos se vuelven los héroes de tu clase. O al menos te pondrán más atención que a la mosca que se coló en el salón.
Deja una respuesta